Son los pétalos de esta gran flor que
actúan como techo (aquí se ha prescindido de tejas y ladrillos) para
mantener el interior fresco. Todo el complejo está construido con
materiales respetuosos con el medio ambiente. Se recurre a la energía solar y eólica, limpia y barata, para cubrir las necesidades de este peculiar hotel. Precisamente sol y viento es algo que sobra en este desierto.
Hacer que creciera esta flor no fue tarea
fácil. Bajo la arena del desierto el suelo es inestable y fluctuante.
Hubo que inventar un nuevo sistema estructural que fijara en la arena
los paneles de acero sin la ayuda de hormigón o de agua. Esta estructura
funciona como un barco flotando en el desierto, moviéndose al compás del movimiento de las dunas.
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